jueves, 30 de abril de 2015

De esos polvos, esos foros (de putas)


En la actualidad cualquier persona que va a adquirir un producto o servicio consulta internet para encontrar opiniones y análisis de otros consumidores. El sector del sexo des pago en este punto no es diferente. Existen multitud y muy variados foros donde se comentan todo tipo de cuestiones sobre las profesionales y sus servicios. Corría el año 2006 cuando buscando una posible chica por una zona determinada de la ciudad, me topé con uno de ellos. Al principio entré en estado de shock. De igual manera que en otros foros se hablaba de cine, música, recetas o coches, allí se hablaba de prostitutas. Con el mismo tono que lo haría una pandilla de amigotes en la barra de un bar. Me costó asimilar lo que leía. Algunos relatos eran largos y profusos, otros muy sucintos. Unos eran verdaderos relatos pornográficos y otros contenías los datos básicos. Los había vulgares y soeces y otros refinados y elegantes. Comentaban que tal les había ido con esta chica o la otra, sus servicios, su forma de trabajar, calificaban con notas, ponían sobre aviso de timos y estafas, etc.


Comencé a seguir los consejos e indicaciones que allí se vertían y la verdad es que me fue bastante bien. Encontré algunas de las chicas con las que mejores experiencias he tenido. Adquirí algo de experiencia y comencé a aportar mis escasos conocimientos. Su lectura era divertida, se respiraba cierta camarería y eran una gran fuerte de útil información. También descubrí los foros regionales que en mis viajes de trabajo y de otra índole, resultaron ser muy válidos para no dar palos de ciego.

Pasado un poco de tiempo me di cuenta de que no era oro todo lo que relucía. Esto es un negocio como otro cualquiera y existían intereses ocultos. Además de los post estaban los chats, los mensajes privados, las quedadas, las conversaciones entre clientes y profesionales. Un intercambio constante de información que se entreveía en los foros. Alabanzas y críticas hacia casas o profesionales, favoritismos en los temas de moderación, peleas y confrontaciones, manipulación. En el fondo eran una auténtica guerra, donde se jugaba con dinero y favores. En un par de ocasiones, ante una situación irregular o injusta alcé la voz, pero de nada sirvió. En las citas, las chicas me hablaban cada vez más de los foros, todo era política y más política. Yo intentaba no tomar parte en nada de lo que oía, no conocía los hechos lo suficiente. Múltiples veces me ofrecieron favores y rebajas para que yo escribiera una buena experiencia. Las acepté en dos ocasiones. En ninguna mentí, ya que fueron muy buenas experiencias. También me borraron varios post con experiencias positivas con chicas que por razones que desconozco, no eran gratas en ciertos círculos. Eso me mosqueaba bastante. Pero lo más llamativo es que comenzaron a circular rumores sobre mi nick. Yo era un forero raso, de a pie. Sin influencia ni amistad con nadie. Iba a mi bola, pero en los cuatro foros en los que participé, viví lo mismo. La cuestión es que tanta tontería acabó por cansarme y abandoné mi participación activa y su lectura.


Pasó más de un año cuando volví a leernos de forma esporádica. Pero lo hacía con mucha cautela, buscando pistas cual detective tras el asesino. Habían evolucionado mucho, tanto técnicamente como en contenido. Su boom fue considerable y apenas reconocía a algunos de sus moradores. El número de profesionales y foreros se había multiplicado exponencialmente. Poco a poco me fui poniendo al día y al final participé de nuevo. Con otros niks y con otro espíritu. Los foros siguen siendo útiles pero aún sigo reconociendo los viejos vicios que hicieron que me alejara de ellos.  Y para compartir mis experiencias y opiniones con total libertad, cree este blog.                    

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