En la actualidad
cualquier persona que va a adquirir un producto o servicio consulta internet
para encontrar opiniones y análisis de otros consumidores. El sector del sexo
des pago en este punto no es diferente. Existen multitud y muy variados foros
donde se comentan todo tipo de cuestiones sobre las profesionales y sus
servicios. Corría el año 2006 cuando buscando una posible chica por una zona
determinada de la ciudad, me topé con uno de ellos. Al principio entré en
estado de shock. De igual manera que en otros foros se hablaba de cine, música,
recetas o coches, allí se hablaba de prostitutas. Con el mismo tono que lo
haría una pandilla de amigotes en la barra de un bar. Me costó asimilar lo que
leía. Algunos relatos eran largos y profusos, otros muy sucintos. Unos eran
verdaderos relatos pornográficos y otros contenías los datos básicos. Los había
vulgares y soeces y otros refinados y elegantes. Comentaban que tal les había
ido con esta chica o la otra, sus servicios, su forma de trabajar, calificaban
con notas, ponían sobre aviso de timos y estafas, etc.
Comencé a seguir los
consejos e indicaciones que allí se vertían y la verdad es que me fue bastante
bien. Encontré algunas de las chicas con las que mejores experiencias he
tenido. Adquirí algo de experiencia y comencé a aportar mis escasos
conocimientos. Su lectura era divertida, se respiraba cierta camarería y eran
una gran fuerte de útil información. También descubrí los foros regionales que
en mis viajes de trabajo y de otra índole, resultaron ser muy válidos para no
dar palos de ciego.
Pasado un poco de
tiempo me di cuenta de que no era oro todo lo que relucía. Esto es un negocio
como otro cualquiera y existían intereses ocultos. Además de los post estaban
los chats, los mensajes privados, las quedadas, las conversaciones entre
clientes y profesionales. Un intercambio constante de información que se
entreveía en los foros. Alabanzas y críticas hacia casas o profesionales,
favoritismos en los temas de moderación, peleas y confrontaciones,
manipulación. En el fondo eran una auténtica guerra, donde se jugaba con
dinero y favores. En un par de ocasiones, ante una situación irregular o
injusta alcé la voz, pero de nada sirvió. En las citas, las chicas me hablaban
cada vez más de los foros, todo era política y más política. Yo intentaba no
tomar parte en nada de lo que oía, no conocía los hechos lo suficiente. Múltiples
veces me ofrecieron favores y rebajas para que yo escribiera una buena
experiencia. Las acepté en dos ocasiones. En ninguna mentí, ya que fueron muy
buenas experiencias. También me borraron varios post con experiencias positivas
con chicas que por razones que desconozco, no eran gratas en ciertos círculos.
Eso me mosqueaba bastante. Pero lo más llamativo es que comenzaron a circular
rumores sobre mi nick. Yo era un forero raso, de a pie. Sin influencia ni amistad
con nadie. Iba a mi bola, pero en los cuatro foros en los que participé, viví
lo mismo. La cuestión es que tanta tontería acabó por cansarme y abandoné mi
participación activa y su lectura.
Pasó más de un año
cuando volví a leernos de forma esporádica. Pero lo hacía con mucha cautela,
buscando pistas cual detective tras el asesino. Habían evolucionado mucho,
tanto técnicamente como en contenido. Su boom fue considerable y apenas reconocía
a algunos de sus moradores. El número de profesionales y foreros se había
multiplicado exponencialmente. Poco a poco me fui poniendo al día y al final
participé de nuevo. Con otros niks y con otro espíritu. Los foros siguen siendo
útiles pero aún sigo reconociendo los viejos vicios que hicieron que me alejara
de ellos. Y para compartir mis
experiencias y opiniones con total libertad, cree este blog.
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