lunes, 18 de mayo de 2015

Gatillazos: Clientes, pautas de actuación.

Cuando comencé mi andadura por los intrincados senderos del sexo de pago me encontraba como un pulpo en un garaje. Comencé a frecuentarlos pasada la treintena y nunca me había relacionado con nadie que hablara de ello abiertamente, así que mi “cultura general” sobre el tema era nula. Por el contrario tenía arraigados en mi mente una serie de prejuicios y falsas percepciones, fruto de la influencia de la hipocresía social, que tardaron muy poco es desmoronarse. A efectos prácticos, que es en lo que nos vamos a centrar,  noté una total falta de conocimientos de cómo encarar un encuentro de esta índole. Hasta ese momento siempre había tenido relaciones con parejas y encuentros esporádicos que se basaban en la atracción mutua. Esto era muy distinto. Aquí hay una profesional y un cliente y el código cambia completamente.


Poco a poco fui asentando unas pautas actuación, muchísimas de ellas muy obvias, que si bien no pueden garantizar un encuentro excepcional, si que minimizan y mitigan los menos buenos.  Principalmente se basan en ser abierto, respetuoso y educado, mantener una buena higiene y fiarse de la intuición al elegir a una chica. Todo lo que viene a continuación es un desglose de esos conceptos y obviamente son fruto de mi experiencia personal. Por lo tanto no son universales y no le valdrán a todo el mundo y en todas las situaciones, pero a mí me han sido muy útiles. Y por su puesto yo no soy nadie para dar consejos. Muy al contrario. Además, básicamente acudo a ver a chicas independientes y rara vez a una agencia sin haber hecho una preselección previa.

Modo groso serían los siguientes.

Antes de la cita:
  • Saber exactamente que nos apetece. Tanto el tipo de servicio, tipo de chica, tiempo, etc. Es decir, si nos apetece probar algo nuevo, visitar a una vieja conocida, poner en práctica alguna fantasía, si un aquí te pillo aquí te mato, etc.
  • Tomarse el tiempo necesario para elegir a la chica. La prisa es una mala consejera.
  • La higiene personal y el buen estado físico y mental es fundamental.  Estar aseado y de buen humor, no ir deprimido o de mal humor y nunca borracho o colocado. Si no podemos asearnos bien antes, cerciorarnos que podemos hacerlo en el lugar de la cita.
  • En la medida de lo posible escoger un día y hora en la que la profesional se encuentre descansada y relajada.
  • Ser discreto en nuestro entorno para evitar tener que dar explicaciones incómodas.
  • Ser discreto en su entorno para no perturbar la convivencia de la profesional con sus vecinos, compañeras, etc. Nada de ruidos y voces, picar timbres sin saber dónde llamamos, etc. Tener una excusa plausible a mano por si nos encontramos con un conocido en una zona de la ciudad no usual para nosotros.
  • Llamar con número identificable.
  • Cerrar inequívocamente y el número de veces que haga falta los servicios y condiciones del encuentro. Lo que incluye y que no, la tarifa y los suplementos (si los hay), el tiempo y todas las cosas que sean necesarias.
  • No regatear, pedir rebaja o alguna otra ventaja. Si no te cuadra el precio, alguna se podrá encontrar.
  • Ceñirse al presupuesto. Llevar el dinero justo del servicio y un poco más por si acaso. Es fácil dejarse llevar en ciertas circunstancias y derrochar lo que no podemos permitirnos. Mejor poner un límite y no pasarse.
  • Seguir a pies juntillas las indicaciones recibidas (por ejemplo: no usar el telefonillo, esperar o llamar después, etc.) y ser puntual. Si hay retraso, imprevisto o cancelación, avisar siempre.
  • Tener un “Plan B” por si tenemos algún problema con la cita.


Si buscamos a través de anuncios:

  • Googlear el teléfono para obtener más información y fotos.
  • Revisar las fotos para ver su autenticidad. Las caseras y sin retoques suelen ser más fiables. Podemos fijar en los contornos, la luz, los ángulos, las marcas de agua, etc.
  • Recopilar información en foros y blogs y dentro de estos, identificar los comentarios fiables. Hay publicidad encubierta (agencias, la propia profesional, amigos paga-fantas), intentos de desacreditación (competencia, enemistades) y gentes que no tienen nada mejor que hacer que inventarse encuentros con scorts. Lo normal es que tenga buenos y malos comentarios. Desconfiar si todos son buenos o todos son malos.
  • El texto del anuncio debería proporcionar: los servicios que realiza, una descripción física complementaria a las fotos (edad, medidas, etc.), las tarifas, la zona aproximada en que recibe, el horario, la forma de contacto, si es independiente o de agencia, y cualquier otra cuestión que pueda ser relevante. Si no tiene faltas de ortografía, tiene un lenguaje claro, una buena presentación y contiene toda la información necesaria, es sinónimo de que la chica da importancia a todos los detalles y se toma en serio su trabajo.
  • Desconfiar si descubrimos que una profesional tiene varios números de teléfono, cambia de nombre y de localización constantemente. Las profesionales itinerantes utilizan diversos móviles y nombres según en la ciudad en que se encuentren. Pero si no es de este perfil itinerante, es posible que los cambios constantes de nombre, teléfono y sitio dentro de la misma ciudad, sean síntomas de que es una mala profesional.
  • Al llamar hay que estar realmente interesado en la chica, no llamar por hobby y dar la sensación de ser un pajero o un tipo aburrido. Ser educado, preguntar de forma concreta los detalles y servicios. Obtenida la información básica, alguna pregunta abierta para conversar por encima  puede darnos una idea de cómo es su carácter y personalidad.
  • Si al llegar al lugar algo no nos convence (la chica, el ambiente lo que sea), uno se disculpa, da las gracias y se va. No estamos obligados a quedarnos si no nos gusta. Eso si, siempre educadamente y sin buscar confrontaciones.


Si hemos acudido a una casa o agencia:
  • Si la elección es en la presentación o paseíllo de una agencia, hay que estar lo más receptivo y relajado posible. No dejarse llevar por unos pechos grandes o una artimaña para conseguir al cliente (toqueteos y zalamerías). Se trata de percibir de entre las que te gustan físicamente, con cual congeniarías mejor. Preguntar alguna cosilla rápida a alguna chica también ayuda para comprobar como es su carácter. A efectos de elegir en la presentación, siempre fiarse de la intuición.
  • Preguntar a la madame o encargada puede despejar cualquier duda o cuestión. Si hemos tenido cualquier problema, acudir a ella.


Durante el desarrollo de la cita:
  • Ser lo más abierto y simpático posible. Primero y antes de nada, mirar de frente y a los ojos a la persona que tenemos delante, no es ninguna máquina expendedora de placer sexual. Charlar sobre cualquier cosa ayuda a calibrarse mutuamente.
  • No pedir, ni mucho menos exigir una vez comenzado el servicio,  nada no pactado de antemano.
  • No solicitar favores ni prebendas especiales.
  • No hacer preguntas personales.
  • En el caso de algún desacuerdo en la cita, del tipo que sea (servicios, precios, etc.) no dejarla pasar. Mostrar nuestra postura con tranquilidad y sin perder los nervios. Si no se puede reconducir la cuestión esta la consideramos grave, acudir a la encargada o si es una independiente, marcharnos explicando el porqué. Nunca caer en la tentación de discutir bruscamente, aunque nos creamos en la posesión de la verdad. Pero nunca callarnos.
  • Al llegar o durante el encuentro, tener mucho cuidado con las ampliaciones de servicios. Implican más dinero y con los pantalones bajados no se suele negociar bien.
  • Hacer caso de sus comentarios y sugerencias e intentar que ella esté lo más cómoda posible. Asimismo decir claramente qué y cómo nos gustan las cosas, educadamente y sin malos modos, como es obvio.
  • Si algo no funciona como nos gustaría es mejor parar un poco, romper la dinámica y comenzar de nuevo. Incluso a veces comentárselo es bueno, eso si, sin que parezca un problema y sin echar la culpa a nadie.
  • Si agotado el tiempo pactado y queremos quedarnos algo más, preguntar si tiene otro compromiso después o si dispone de tiempo.
  • Terminado el encuentro, es elemental seguir tratándola con respeto y educación. No cambiar de carácter como si no la conociéramos o nos cayera mal.
  • Si todo ha salido a pedir de boca y nos ha dejado embelesados,  evitar pedir su teléfono personal, una cita fuera del trabajo, etc. Esto ha de salir de forma natural y casi siempre de ella.
  • Disfrutar del encuentro. Siempre y en todo momento. Si no es así, mejor no acudir.


Después de la cita:
  • No agobiarla con mensajes ni proposiciones varias.
  • Si tenemos compromisos familiares, tener en cuenta lo relacionado con olores, pelos, manchas sospechosas y otros detalles (rastros en el móvil, envoltorios de condones, etc.).
  • Si nos la encontramos casualmente en la calle ser discretos, pero no ignorarla como si fuera una desconocida. Una mirada o una inclinación de cabeza puede ser saludo suficiente. Si ambas partes podemos hablar y nos apetece, una breve charla puede estar bien.



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